viernes, 25 de septiembre de 2009

Revista Remolinos (Lima, Perú), por Paolo Astorga

Entrevista a Walter Iannelli para la revista Remolinos*, por Paolo Astorga

¿Desde cuándo comenzó a escribir?

Desde que tengo ocho años, más o menos. Mi padre falleció en un accidente cuando yo tenía 3. A los ocho, entre sus cosas, encontré una vieja edición que contenía "El gato negro" de Poe y "El Dr. Jekyll y Mr. Hyde" de Stevenson. La impresión y el vértigo que me causó esa lectura hizo me sentir que yo quería provocar eso en la gente (claro, quién sabe si lo logré alguna vez).

¿Qué es para usted la Poesía?

El modo de intentar "ver con palabras", como decía William Blake. Un modo también de intentar descubrir, escribiendo, lo que uno quiere decir en un terreno donde no vale hablar de lo que ya sabemos.

Cuéntenos sobre su vida, sus obras, sus proyectos, su actividad literaria.

Bueno, la vida de un tipo que pretende escribir y vivir de eso no es fácil, como ustedes sabrán de sobra. Es difícil hacerle entender al entorno, cualquiera fuera éste, que mirar por la ventana puede convertirse en una ocupación aceptable y menos que ésta pueda ser alguna vez rentada. Sin embargo, poco a poco, lo voy logrando, no con la venta de mis libros, sino con ciertas ocupaciones que indudablemente devienen de ellos. Mi proyecto más importante es convertirme en un viejito apacible que lee en camiseta sin culpa y sin cargo -a contraluz de una ventana, grande, en lo posible-. Ver crecer a mis hijas, y poder advertirles a tiempo que leer y escribir es una gran vida más allá de los resultados. Mi actividad literaria tiene ambigua carnadura: cuando escribo voy para grandes cosas, cuando voy hacia grandes cosas me acerco al viejito que lee a contraluz en la ventana.

¿Cómo define su poesía?

Me gusta lo concreto y lo abstracto, como representación de que el mundo es uno solo y está hecho de eso supraterrenal que nos quita el sueño y la alarma de mi coche que se dispara cada vez que un colectivo le pasa cerca. Trato de que esos "estadíos" del mundo se encuentren en lo que escribo.

¿Cómo ve la nueva poesía de estos últimos tiempos?

Bien, como siempre. Son más los que escriben que los que leen, pero es mejor que estén escribiendo a muchas otras cosas. Escribir buena poesía no es nada fácil, y por eso respeto hasta la devoción a los buenos poetas. A los malos, los miro con cariño y los incentivo a seguir escribiendo en la medida que puedan, porque como decía un viejo amigo: "si tu poesía no logra ser un instrumento de representación, al menos que lo sea de autoconocimiento". De modo que, creo, el ejercicio de la poesía y el arte en general ha sido bueno en todos los tiempos.

¿Es necesario que el escritor sea un hombre comprometido?

El escritor por definición es un ser comprometido, en la medida que está ocupando conciente o inconscientemente un lugar de vital importancia en la construcción de la realidad. Lamento, eso sí, que la televisión vaya en primer lugar al respecto.

¿Cuál es el fin de su poética?

Meter el dedo en la llaga con arte y elegancia cuando nadie está mirando.

¿Cuáles son los autores que influyen en su obra?

Dado que también soy narrador, debería nombrar al menos a los argentinos Roxlo, Cortázar, Giannuzzi, para hablar de diferentes generaciones y a Donoso, Dick, Miguel Hernández, Camus, Auster, Salinger, Onetti, Prevert y Graves, entre muchos otros extranjeros.

¿Qué libro nos recomendaría leer?

Para ser coherente con los autores mencionados anteriormente aconsejaría: Mi Pueblo, cuentos de Conrado Nalé Roxlo. La obra completa de Joaquín Giannuzzi, poesía. El cuento "Una flor amarilla", de J. Cortázar (para empezar nomás). La desesperanza, de José Donoso, novela. El hombre del castillo, de Philip Dick, novela. Toda la obra poética de Miguel Hernández. El extranjero, novela de Camus. El Palacio de la Luna, de Paul Auster, novela. Nueve cuentos, de J.D. Salinger (sobre todo esa obra maestra que es " El hombre que ríe". El astillero, de Onetti, novela. Toda la obra poética de Prevert y de Graves.

¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a través de los años?

A los 18 años escribía sonetos y alejandrinos con palabras muy rebuscadas y me consideraba un "superado", poéticamente hablando. Hoy mis poemas son lo que son.

¿Qué hace antes de escribir?

Antes de escribir por lo general ya estoy escribiendo, y antes... no me acuerdo.

¿Cómo ve usted hoy por hoy la industria editorial? ¿Como autor qué soluciones le daría a este problema?

Por lo menos en Argentina, donde vivo, no creo que podamos hablar de industria editorial si hablamos de poesía, dado que estaríamos suponiendo un mercado que, de existir, estaría sumamente atomizado y compuesto sólo potencial y mayoritariamente por los propios escritores de poesía que, como supongo, en promedio escriben más de lo que leen, leen más de lo que compran.Las soluciones para la difusión de estos autores (pero no para su mercadeo) creo que viene feliz y democráticamente de la mano de Internet.

¿Cree en los concursos o certámenes literarios?

Sí, claro. Hay concursos transparentes y otros donde al menos hay espacios disponibles al margen de los acomodos y/o apadrinamientos.

¿Qué opina de las nuevas formas de difusión literaria por Internet como revistas literarias, blogs, páginas sobre literatura?

Estupendo. Es un mar inabarcable donde uno puedo ahogarse sin placer, pero como todo mar, es preferible al desierto.

* Esta entrevista también se puede leer on line en http://galeon.com/remolinos26/index_p243.htm


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